Foto: Página Web de Krugman en el New York Times.
Comencemos con la coyuntura económica en Estados Unidos (E.U.). En un intento más por reactivar la economía en este país, que ha mostrado tasas de crecimiento francamente decepcionantes, el sistema de Reserva Federal decidió implementar medidas de estímulo monetario a inicios de este mes, consistentes en un programa de compra de Bonos del Tesoro (Treasury Bills) de hasta por US$600 mil millones de dólares (casi 6 veces el monto de reservas internacionales del Banco de México). Se espera que con este programa se puedan bajar las tasas de interés de largo plazo y se presione la inflación a la baja (a través de un cambio en las expectativas).
Esta medida de política monetaria en E.U. tiene una relevancia muy importante, no solo para este país, sino para el resto del mundo, ya que incrementa la liquidez en los mercado de manera súbita, en el marco candente de la guerra de divisas--ver entrada sobre el Yuan. Una política monetaria expansiva, estímulo monetario o 'quantitative easing' (como quiera llamársele), puede depreciar el dólar y al mismo tiempo apreciar otras divisas, incluidos el Yuan Chino y por supuesto el Peso. Lo singular de esta medida es que en lugar de emplear bajas en las tasas de interés de referencia, como se había hecho sin éxito hasta el momento, se incrementó la liquidez mediante la compra de bonos, liberando efectivo en la economía, lo que dista de ser una 'estrategia tradicional' de expansión monetaria. La trampa de liquidez (i.e., la insensibilidad del producto a bajas en las tasas de interés) en la que se encuentra la economía americana, requiere medidas poco tradicionales y esta fue una de estas.
En México por su parte tenemos un escenario que en términos de política macro parece 'caminar' bien para algunas variables: tipo de cambio, exportaciones en algunos sectores y tasas de interés--que incluso pudieran ser más bajas para impulsar el crecimiento. De lo que aún no estamos convecidos es que la recuperación de la economía sea franca, que los empleos que se generan sean empleos de calidad y que los números macro hagan sentido en una realidad con tanta desigualdad y pobreza. La inflación por su parte ha sido una variable que en general, a pesar de la crisis, se ha mantenido en niveles alrededor del 4% (aunque la rigurosa meta del Banco de México sea de 3% anual para una economía cuya situación estructural pide más relax).
En su visita a México en Mayo de este año, Krugman comentó que México era un país aburrido, quizá en parte por la capacidad que tuvieron de las medidas macroeconómicas para amortiguar la crisis (disciplina fiscal, apertura, etc.) mejor que en otros países y sugirió, además, que las cifras macro en promedio son descepcionantes: nivel de ingreso, desigualdad y, agárrense, nivel educativo.
Será interesante escuchar sus comentarios y observar las reacciones de los hacedores de política en México.
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