A finales de la semana pasada, el expresidente Carlos Salinas (parece que ya no es innombrable) impartió una conferencia en el Centro de Estudios Espinoza Yglesias en la cual hizo una declaración polémica: "México necesita contar con un banco fuerte de capital nacional". El argumento de Salinas, descansa en la idea de que, si el sistema bancario mexicano está en manos de extranjeros, no es posible controlar las líneas de crédito a ciertas actividades que las casas matrices consideran innecesarias.
En ese sentido, quedaría justificado para un banco extranjero aperturar el crédito al consumo, pero no a la inversión, debido al riesgo que conllevarían préstamos a largo plazo. Entonces, en un momento como el actual, no sería posible incentivar el crecimiento por el lado de la inversión privada.
Esta declaración resulta interesante a la luz de algunas ideas presentadas en las memorias de Robert Rubin, secretario del Tesoro de EU en el período de Clinton y miembro del consejo de Goldman Sachs de 1990 a 1992. En su libro (ver acá), se menciona que uno de los principales errores de México para detonar la crisis del 94, fue el prestar demasiado en tiempos buenos, dejando al sistema financiero vulnerable, cuando las expectativas de los inversionistas cambiaron al depreciarse el peso.
En el sexenio de Salinas, se tenía la necesidad de mantener un tipo de cambio con un peso robusto para demostrar solidez, lo cual provocó que las reservas del país comenzaran a descender apareciendo desbalances. De acuerdo con Robin, la estrategia salinista funcionó durante un tiempo, pues los deudores e inversionistas al no conocer el estado real de las finanzas públicas, continuaron realizando sus operaciones en un "escenario estable". Al final del sexenio esta situación no se pudo sostener generando la crisis del sistema financiero y el posterior rescate bancario.
Aunque se podría pensar que el problema ocurre en el 94, el mismo Rubin indica como fecha inicial el año de 1990, cuando la suma del saldo en la balanza comercial más los pagos netos de intereses y servicios de deuda, generan un déficit. Ante la demanda del gobierno por dólares, se creó en un principio un instrumento de deuda pública en pesos (los famosos Tesobonos). La presión sobre el peso fue cada vez mas fuerte a lo largo de 1994, lo que reflejaba la baja confianza en el gobierno mexicano y motivaba la generación de instrumentos de deuda pública en dólares, que eran cubiertos en el corto plazo. Esta dinámica ocasionó un círculo vicioso en el que el déficit crecía, el tipo de cambio bajaba y el gobierno requería más dólares hasta que ya no se pudo más y el problema estalló a finales del 94 e inicios del 95 cuando se dá el relevo en la presidencia del país.
El grave problema que enfrentó Salinas también fue producto de fallas insitucionales en la regulación financiera, tales como la incapacidad para identificar el riesgo crediticio (a partir de la crísis del 94 se creó el Buró de Crédito y posteriormente el Círculo de Crédito) o el no contar con instrumentos eficaces de política monetaria como el corto.
Lo interesante del asunto es que cuando Zedillo enfrentó el problema, diseñó un plan que en esos momentos fue criticado pero que al día de hoy ha demostrado su eficacia, puesto que la tasa de crecimiento promedio de su sexenio fue de 3.5% contra 3.9% de Salinas. Adicionalmente, el nivel de rerservas acumulado para el año de 2000, evitó que el tipo de cambio se cayera como en epocas pasadas (ver aquí). Es precisamente esto último, lo que ha motivado recientemente que Banco de México anuncie una serie de operaciones para poder acumular reservas más reservas (ver acá)
Por lo anterior, la declaración debe ser analizada con profundidad y tomando como contexto un a noticia importante a nivel mundial: Ernesto Zedillo es nombrado director del consejo de Citibank (ver por acá).
Si bien la idea de contar con un banco nacional robusto es seductora, en la práctica no se puede sostener que será la salvación del sistema financiero mexicano, debido a que se sostiene un alógica maniqueísta: "los bancos administrados por nacionales tendrán por fuerza que actuar en favor de los mexicanos".
El problema real no estriba en tener bancos nacionales o extranjeros, sino en el tipo de insituciones financieras que están regulando sus actividades, así como en el diseño de instrumentos eficaces de política monetaria.
En ese sentido, quedaría justificado para un banco extranjero aperturar el crédito al consumo, pero no a la inversión, debido al riesgo que conllevarían préstamos a largo plazo. Entonces, en un momento como el actual, no sería posible incentivar el crecimiento por el lado de la inversión privada.
Esta declaración resulta interesante a la luz de algunas ideas presentadas en las memorias de Robert Rubin, secretario del Tesoro de EU en el período de Clinton y miembro del consejo de Goldman Sachs de 1990 a 1992. En su libro (ver acá), se menciona que uno de los principales errores de México para detonar la crisis del 94, fue el prestar demasiado en tiempos buenos, dejando al sistema financiero vulnerable, cuando las expectativas de los inversionistas cambiaron al depreciarse el peso.
En el sexenio de Salinas, se tenía la necesidad de mantener un tipo de cambio con un peso robusto para demostrar solidez, lo cual provocó que las reservas del país comenzaran a descender apareciendo desbalances. De acuerdo con Robin, la estrategia salinista funcionó durante un tiempo, pues los deudores e inversionistas al no conocer el estado real de las finanzas públicas, continuaron realizando sus operaciones en un "escenario estable". Al final del sexenio esta situación no se pudo sostener generando la crisis del sistema financiero y el posterior rescate bancario.
Aunque se podría pensar que el problema ocurre en el 94, el mismo Rubin indica como fecha inicial el año de 1990, cuando la suma del saldo en la balanza comercial más los pagos netos de intereses y servicios de deuda, generan un déficit. Ante la demanda del gobierno por dólares, se creó en un principio un instrumento de deuda pública en pesos (los famosos Tesobonos). La presión sobre el peso fue cada vez mas fuerte a lo largo de 1994, lo que reflejaba la baja confianza en el gobierno mexicano y motivaba la generación de instrumentos de deuda pública en dólares, que eran cubiertos en el corto plazo. Esta dinámica ocasionó un círculo vicioso en el que el déficit crecía, el tipo de cambio bajaba y el gobierno requería más dólares hasta que ya no se pudo más y el problema estalló a finales del 94 e inicios del 95 cuando se dá el relevo en la presidencia del país.
El grave problema que enfrentó Salinas también fue producto de fallas insitucionales en la regulación financiera, tales como la incapacidad para identificar el riesgo crediticio (a partir de la crísis del 94 se creó el Buró de Crédito y posteriormente el Círculo de Crédito) o el no contar con instrumentos eficaces de política monetaria como el corto.
Lo interesante del asunto es que cuando Zedillo enfrentó el problema, diseñó un plan que en esos momentos fue criticado pero que al día de hoy ha demostrado su eficacia, puesto que la tasa de crecimiento promedio de su sexenio fue de 3.5% contra 3.9% de Salinas. Adicionalmente, el nivel de rerservas acumulado para el año de 2000, evitó que el tipo de cambio se cayera como en epocas pasadas (ver aquí). Es precisamente esto último, lo que ha motivado recientemente que Banco de México anuncie una serie de operaciones para poder acumular reservas más reservas (ver acá)
Por lo anterior, la declaración debe ser analizada con profundidad y tomando como contexto un a noticia importante a nivel mundial: Ernesto Zedillo es nombrado director del consejo de Citibank (ver por acá).
Si bien la idea de contar con un banco nacional robusto es seductora, en la práctica no se puede sostener que será la salvación del sistema financiero mexicano, debido a que se sostiene un alógica maniqueísta: "los bancos administrados por nacionales tendrán por fuerza que actuar en favor de los mexicanos".
El problema real no estriba en tener bancos nacionales o extranjeros, sino en el tipo de insituciones financieras que están regulando sus actividades, así como en el diseño de instrumentos eficaces de política monetaria.
Comentarios
Es necesario hacer algunas precisiones sobre los eventos de la crisis en 1994-1995. Primero, el tipo de cambio en México durante el periodo 1988-1994 fue de bandas ajustables. La cotización del peso se mantenía en ciertas bandas que se acortaron gradualmente hasta llegar a entre +/-20 centavos si no mal recuerdo. En la practica, el Banco de México intervenía para mantener la paridad pre anunciada.
Por su parte, desde mi punto de vista no fue el solo hecho de prestar demasiado, sino más bien el cambio en la composición de la deuda interna. De acuerdo con datos oficiales al inicio del 94, 90% del total de la deuda interna era mantenida en Certificados de la Tesorería de la Federación (los famosos CETES) y solo 10% se mantenía en Tesobonos, un instrumento anclado al dólar que se comprometía a pagar en pesos el equivalente a la cotización del tipo de cambio al vencimiento. Para finales de ese año, poco antes de la devaluación, la tenencia de bonos había radicalmente: 90% de esta eran tesobonos y 10% CETES. Esto explica también por qué el endeudamiento interno fue enorme.
Por otro lado, creo que las declaraciones de Salinas contienen un elemento que hasta antes no se había sabido y es el hecho de la concertación de subir a ese nivel las tasas de interés (con el consecuente impacto sobre la caída del PIB) a cambio de recibir el rescate.
Alfonso
No tengo claro a que te refieras con los niveles de inversión. Seria bueno que nos comentaras para ampliar el comentario.
Recordemos que el negocio de un banco debería ser prestar, pedir prestado y de la diferencia entre la tasa activa y pasiva generar la mayor utilidad posible. En ocasiones la banca se olvida de esta función fundamental porque puede no ser tan rentable como otras funciones.
De acuerdo con el periódico Reforma de este sábado o domingo (no recuerdo el día, sorry:o), los Bancos Extranjeros en México cobran una tasa nominal mucho mayor que en sus países de origen. Esto se sabe ya desde hace un tiempo y las medidas que se han implementado no son efectivas para reducir las tasas aun más, sobre todo las dedicadas al consumo. De hecho el enfoque de las autoridades es dejar que la competencia en el mercado se encargue de esta tarea pero simplemente esto no ha pasado.
Pero volviendo a tu inquietud, checa estos datos sobre inversión, crédito al consumo y crédito para actividades productivas de la Asociación Mexicana de Bancos
http://www.abm.org.mx/banca_mexico/estadisticas.htm
¿Ves alguna diferencia entre bancos mexicanos y extranjeros?
Saludos
Alfonso