La convulsión griega de la semana pasada contagió a los mercados financieros de todo el mundo llevándolos a sus peores caídas ‘después’ de la crisis en 2008 y 2009. En esta primer semana de Mayo, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cayó 3.67%, la española cayó 3.28%, la de Londres 7.6% y en Estados Unidos, el índice Dow Jones Industrial llegó a caer más de 9% en un momento de la jornada del Jueves. La Comisión Bancaria de este último país (Securities Exchange Commission) emprendió una investigación para determinar el origen de la caída de este índice bursátil, del que se sospecha pudieron haber operaciones dolosas entre el mercado accionario y de futuros (ver aquí para mas detalles).
Al mismo tiempo los tipos de cambio, incluido el Peso Mexicano, experimentaron una depreciación súbita de magnitud considerable—el Peso medido por el tipo de cambio fix se depreció 5.36% en esta primer semana de mayo. Para nuestro país este hecho debe resultar al menos inquietante debido a que el Peso había logrado ubicarse en niveles muy bajos, similares a los observados al inicio de la crisis. La BMV y las reservas internacionales del país habían de hecho roto sus propios récords históricos (ver nuestra entrada del 20 de Abril). De pronto, nuevamente nos encontramos frente al fantasma de la crisis mundial en lo que pudiera ser un letal efecto Pandora.
Es claro que a diferencia de algunos que no quieren verlo así, lo que atestiguamos la semana pasada es sin duda un contagio frontal de la crisis Griega hacia México, nuevamente a través de canales financieros y por el movimiento de capitales internacionales de naturaleza golondrina, que han entrado en montos significativos a nuestra economía durante los últimos meses. Este evento de contagio muestra, como ha sucedido siempre, que los capitales bursátiles no tienen palabra o nacionalidad, y que en cualquier momento como ahora, pueden despedirse masivamente de una economía buscando un refugio temporal con tan sólo apretar la tecla ‘enter’. El instrumento que por su calidad de crédito se ha consolidado en esta crisis como activo refugio son sin duda los bonos del tesoro americano (los denominados Treasury Bills) y explica por qué cuando se registra una caída de las bolsas, los inversionistas toman sus recursos y los convierte de nuevo a dólares. Visto así, no resulta tan sorprendente que a pesar de que las tasas de interés en México son mucho más altas que las de Estados Unidos, en temporadas volátiles e inciertas, los inversionistas vuelan en busca de calidad crediticia (flight-to-quality).
En esta semana veremos si el paquete de apoyo de la Comunidad Económica Europea (CEE) y la línea de crédito SWAP del Fondo Monetario Internacional (FMI), surten mejor efecto y los mercados logran superar la desconfianza. Aunque por el momento el contagio hacia México se ha dado en los mercados financiero y cambiario, es importante seguir de cerca este evento. En caso de una profundización de la crisis, incredulidad o más deterioro económico y financiero en Grecia, podría empezarse a ver, como se teme, mayor inestabilidad en otros países de Europa como España o Portugal.
En México será importante atender, no las declaraciones de vaso medio lleno propias de los responsables de nuestra estabilidad financiera y económica, sino a las medidas concretas que puedan implementarse para amortiguar, contener y aislar a nuestra economía de un contagio más profundo. Recuerde estimado lector que fue precisamente a través del mercado cambiario y financiero que empezó la crisis en México en Octubre de 2008. Esta segunda semana laboral de Mayo esperamos un ambiente aún incierto. Veremos si los niveles históricos de reservas internacionales y las noticias marginalmente positivas respecto al desempeño de nuestras principales variables macro y fundamentales recientes, servirán de cimiento a la estabilización de la Bolsa Mexicana de Valores y la cotización del Peso. Esperemos.
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